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El charquicán se puso fino: restaurantes de comida chilena gourmet
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Amanecimos patriotas por estos lados. Nos dieron ganas de probar sabores chilenos, preparaciones locales como las Patitas de Cerdo, la Palta Reina o Guatitas a la Jardinera, platos que si bien en nuestra infancia no llamaban nuestra atención, hoy diversos lugares de Santiago han sabido potenciar su sabor. Aquí algunas opciones dónde probar.
Arrollado de huaso, carne mechada, conejo escabechado y lengua nogada son algunas de las opciones típicas chilenas que ofrece la carta de sus tres sucursales. Aquí la inspiración es la comida chilena, por lo que se rescatan las carnes rojas y blancas y los sabores propios de los campos nacionales, siempre con presentaciones prolijas. Es un ambiente rústico y tradicional.
Este bar restaurante abre sus puertas con el objetivo de conquistar a un público deseoso de probar el sabor de la verdadera gastronomía chilena. La ambientación es sofisticada e íntima. Acá los nostálgicos de los platos caseros podrán degustar charquicán, pastel de choclo y cazuela. En la carta de tragos se ofrece terremoto, sours y vino. Los churros son lo más destacado de la carta de postres.
Este local conjuga de manera efectiva los sabores e ingredientes utilizados por los pueblos originarios de Chile con un ambiente rústico y agradable. El restaurante basa su carta en preparaciones que se comen habitualmente en comunidades mapuches, huilliches, aymaras e incluso pascuense. Productos como el catuto, chochoca, milcao, mucuna o millokin aparecerán dentro del menú. Los postres están llenos de sabores conocidos pero con interesantes preparaciones. Un ejemplo es el Chapalele en salsa de chancaca y helado de manzanilla.
En este espacio de Lastarria se pueden probar papas rellenas con carne mechada al vino tinto, acompañadas con mermelada de tres cebollas, o una tabla de la costa chilena con pulpo, camarones, calamares, choros maltones, ostiones y jaiba, con mantequilla de crustáceos. También se puede elegir el pastel de choclo y asado de tira acompañados con frutos del mar. Para el postre, una opción parfait de miel con papayas rellenas, acompañado con semifrío de maracuyá. También puede ser leche asada de la abuela o compota de peras con frutos secos.
El local busca realizar una reinterpretación de la gastronomía nacional, aportando su propia visión de la cocina chilena. Sus preparaciones se debaten entre lo histórico y lo nostálgico, tanto en su cocción como preparación. Una investigación gastronómica que rescata tanto la vocación culinaria urbana como de zonas rurales. Aquí la plateada con puré picante es de altísimo nivel, al igual que cazuela de albóndigas. Los postres pueden ser una degustación de dulces chilenos, churros con azúcar o colegiales y empolvados.